Estimados invitados al V Congreso Ordinario de Convergencia para la Democracia Social (CPDS):
Representantes de partidos del panorama político nacional,
Hermanos correligionarios socialistas de la República de Benin y la República de Chad,
Apreciados simpatizantes invitados,
Estimados compañeros y compañeras, militantes de CPDS:
Estamos aquí y ahora clausurando el V Congreso de Convergencia para la Democracia Social (CPDS), un congreso que siempre será recordado porque nuestro compañero, Secretario General desde el I Congreso, Plácido Micó, deja el cargo después de 19 años. Pido una fuerte y prolongada ovación para él.
Permitidme, compañeros y compañeras, iniciar esta alocución haciendo referencia a Plácido Micó. Si en 1994, CPDS ya sentó escuela de democracia en la historia política de nuestro país al elegir en un congreso a su máximo líder, hoy asistimos a otra lección de democracia con un hecho sin precedentes: el líder deja voluntariamente el cargo para dar paso a otros. Este hecho tiene un valor añadido, y es que se produce en un país donde, desgraciadamente, estamos acostumbrados a ver a presidentes vitalicios no solo en la Jefatura del Estado, sino también al frente de los partidos políticos.
El compañero Micó se puso al frente de CPDS en un momento delicado no solo por la durísima represión que el régimen ejercía sobre la oposición, sino también porque nuestro partido se encontraba en una fase de construcción. Eran momentos difíciles, momentos en que muy pocos se atrevían a dar la cara e identificarse con la oposición. Durante esos 19 años de liderazgo incuestionable, el compañero ha sido brutalmente perseguido por el régimen, siendo injustamente acusado, juzgado y encarcelado durante 14 largos meses entre 2002 y 2003. Durante esos 19 años de intensa actividad política, nuestro compañero recibió críticas injustificadas no desde el propio partido, que le renovó la confianza en tres congresos consecutivos más, sino desde sectores ajenos a CPDS, sectores que ignoran, premeditadamente o no, la dureza de ejercer la oposición contra una dictadura como la que tenemos en Guinea Ecuatorial.
Cuando afirmo que el compañero Plácido se puso al frente de CPDS en un momento extremadamente difícil, no quiero con ello decir que haya desaparecido la represión, ni que la población haya perdido el miedo a la dictadura: es para destacar que, pese a que sigue la dictadura con toda su presión, negando el derecho al trabajo a los opositores, violando sistemáticamente los derechos de las personas, nuestro partido no solo ha sobrevivido, sino que también ha crecido considerablemente. Si en el I Congreso éramos aquí unos 120 delegados de los distintos niveles del partido, hoy hemos asistido 500 delegados. Y lo que es más importante todavía, son 500 ciudadanos libres que han venido voluntariamente, sin miedo a perder su trabajo, sin miedo a ser señalados con el dedo acusador y justiciero del régimen.
Este crecimiento del partido con ciudadanos que libremente se afilian a CPDS para luchar por la democracia de nuestro país, se lo debemos, en gran parte, a Plácido Micó. Por eso le tenemos que decir aquí y siempre: “muchas gracias, compañero”.
Estamos clausurando nuestro V Congreso ordinario, que me acaba de elegir en el cargo de Secretario General de Convergencia para la Democracia Social. Siendo consciente de la enorme responsabilidad que supone estar al frente de un partido como CPDS, baluarte de la lucha por la democracia en Guinea Ecuatorial, que ha creado tantas expectativas para el cambio que necesita nuestro país; movido únicamente por el interés de servir a este partido como un militante más y contribuir con él a la lucha por los derechos y la libertad de los ecuatoguineanos y ecuatoguineanas, y correspondiendo a la confianza depositada en mi modesta persona por los compañeros y compañeras de esta gran formación política, mi respuesta es que sí: ACEPTO la responsabilidad de Secretario General de CPDS.
Y la acepto con HUMILDAD, ORGULLO, REALISMO y DETERMINACIÓN.
Con HUMILDAD porque soy consciente de que el Secretario General saliente ha dejado el listón muy alto, demasiado alto, y porque he de reconocer mis limitaciones como persona, lo que me obligará a contar con todos, recurrir a todos y escuchar a todos cuando sea necesario. En este sentido, me considero un auténtico privilegiado al estar rodeado de compañeros y compañeras con tanto bagaje intelectual y político. Son compañeros y compañeras que, a cambio de defender la justicia, la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos ecuatoguineanos, han sacrificado sus profesiones, su juventud y sus relaciones personales, sin dejarse caer en las tentaciones materiales que ofrece el sistema corrupto y perverso que se ha instalado en nuestro país. Creo, sinceramente, que, sin entrar en otras consideraciones, solo por este hecho, los dirigentes y militantes de CPDS se merecen el respeto y la admiración de todos, y serán recordados y reconocidos por la historia de nuestro país como verdaderos héroes.
Acepto la responsabilidad de dirigir este partido con ORGULLO porque es el fruto de la confianza y respeto que los compañeros y compañeras del partido tienen en mí y porque ha sido una decisión democrática. Y me llena de orgullo por pertenecer a un partido de hombres y mujeres libres, un partido con debate interno, donde todas las decisiones se toman de forma libre y democrática, o como dijo el socialista español Joaquín Leguina, un partido en el que todos eligen a uno, mientras que en otros partidos que conocemos, es una sola persona la que elige con el dedo a todos.
Y acepto, compañeros y compañeras, la responsabilidad de Secretario General de CPDS con REALISMO porque soy, asimismo, consciente de la actual coyuntura política del país, caracterizada por el empeño de la dictadura en destruir a las fuerzas políticas de la oposición e impedir la existencia de las organizaciones de la sociedad civil; una coyuntura política marcada por la corrupción generalizada en todas las esferas del Estado, el desgobierno en un país donde no sabemos quién gobierna: si el marido que firma los nombramientos y decretos, si su esposa, que recibe en audiencias a ministros y embajadores, o el hijo, que reparte chapas de cinc a lo largo y ancho del país. Las consecuencias de todo han sido el caos que reina en el país, la corrupción que se ha convertido en el cáncer de la economía y la Administración Pública, la inexistencia de las instituciones y el debilitamiento de la oposición.
La debilidad de la oposición es un hecho que hay que reconocer para afrontarlo con DETERMINACIÓN y valentía entre todas las fuerzas políticas del país, tanto del interior, como del exilio. Ello incluye también a partidos y organizaciones no legalizados, como Fuerza Demócrata Republicana (FDR) y el Movimiento para la Autodeterminación de la Isla de Bioko (MAIB), porque ellos, como hijos de Guinea Ecuatorial, también tienen mucho que aportar a la democratización de nuestro país.
Compañeras y compañeros, y como hemos dicho en varias ocasiones, la historia universal nos demuestra que los países pueden desarrollarse solo a partir del momento en que establecen un sistema político basado en el respeto de los derechos y libertades de las personas, cuando los ciudadanos y ciudadanas tienen la libertad de expresase sin miedo, cuando tienen la libertad de desenvolverse sin trabas en la sociedad, cuando gozan de la libertad de elegir libremente a los gobernantes que trabajen por y para ellos. Este sistema político se llama DEMOCRACIA, y la democracia no se impone con armas ni con la violencia, como tampoco las ansias de democracia y de libertad se frenan con la represión.
La democracia es un gran pacto social y político cuyo objetivo es conseguir una sociedad con una convivencia pacífica, armónica y equilibrada; una sociedad basada en la igualdad de todos ante la ley, en la cual todos los ciudadanos gozan de los mismos derechos y las mismas oportunidades de desarrollo individual; una sociedad de hombres y mujeres libres e guales, en la que el poder emana del pueblo mediante el consentimiento libremente expresado por este en las urnas.
Esta es la sociedad que quiero para mi país, y esta es la sociedad que CPDS quiere construir para todos los guineanos, con el concurso de todos los hombres y mujeres de este país. Por eso desde esta tribuna, avanzamos hoy al Gobierno de la República de Guinea Ecuatorial la propuesta de un gran acuerdo nacional, obtenido mediante una mesa de diálogo entre todos los actores políticos de la nación, sin exclusiones ni discriminación.
La mesa de diálogo político tiene que ser, por lo tanto, una de las exigencias de CPDS a partir de hoy, porque entendemos que solo mediante el dialogo y la concertación, y no con las armas, el país podrá salir del caos e incertidumbre en que se encuentra y poder llegar a una sociedad democrática.
A nivel interno, CPDS tiene muchos retos que afrontar, y el principal es renovar el entusiasmo de la militancia, mermado por la errónea sensación de que CPDS ya es un partido que colabora con el régimen. Sin lugar a dudas, es fruto de una campaña organizada por quienes, lejos de valorar nuestros esfuerzos en un momento crítico en el que todos los demócratas deberían mantenerse unidos frente a la dictadura, lo que hacen es tratar de desanimar a nuestros militantes y a los simpatizantes de la oposición con aquello de que “en Guinea ya no hay oposición”.
Compañeros y compañeras, os aseguro que en Guinea sí que hay oposición al régimen implantado en nuestro país, y esta oposición la encarna un partido político llamado Convergencia para la Democracia Social.
Sin embargo, el hecho de quedarnos solos ante el peligro, lejos de volvernos triunfalistas y egocéntricos, debe llenarnos de tristeza y preocupación, porque una oposición limitada a una sola formación política, en una situación como la que atraviesa nuestro país en la actualidad, es una gran ventaja para la dictadura. Y ese lujo no nos lo podemos permitir en estos momentos. Por esta razón CPDS tiene, como otro reto, quizás aún más importante, aglutinar a toda la oposición en torno a un proyecto democratizador común, respetando la independencia de cada partido político comprometido con el proyecto.
Quiero señalar desde aquí, que a este proyecto común dedicaré todo mi esfuerzo. No será fácil, pero habrá que intentarlo.
Otro de los numerosos retos que tiene CPDS es nuestro acercamiento a la población, a una población cada vez más desinformada y resignada a su suerte. CPDS debe trabajar, sin cesar, por estar más cerca de los ciudadanos, para conocer y vivir sus problemas, que son los problemas cotidianos de todos nosotros. CPDS no puede ni debe resignarse ante el cansancio y desesperación de la población, sino que debe concienciarla, animarla, implicarla en la lucha por la justa causa de la democratización de nuestro país. Cada militante de CPDS debe informar a sus amigos, vecinos y compañeros de trabajo, sobre qué piensa CPDS de cada situación o problema político que en cada momento se plantea. Debe preocuparse por la situación de los derechos humanos en nuestro país, informando a los dirigentes del partido más próximos a cerca de cualquier atropello contra los mismos y cualquier acto de corrupción política o administrativa de que sea testigo. CPDS tiene que recuperar su seña de identidad, aquella que nos hizo acreedores de la admiración y simpatía de la población ecuatoguineana.
Compañeros y compañeras, en este reto de acercarnos a la población e implicarla en la lucha, el papel de los jóvenes es especialmente crucial. Hoy por hoy, la juventud constituye el motor de cambios políticos y sociales en muchos países, y de manera especial en países africanos con regímenes dictatoriales. Las juventudes de CPDS han contribuido enormemente en la lucha por la democracia y libertades de nuestro pueblo. Dedicaremos una atención muy especial a la organización de jóvenes de CPDS, para hacerla más activa, más extensa y más cohesionada para ejercer el liderazgo en el conjunto de la juventud ecuatoguineana.
Por tanto, compañeros y compañeras, jóvenes militantes de CPDS, es vuestro momento, es la hora de que habléis con vuestros coetáneos, con vuestros amigos y compañeros, concienciarles de que el futuro es vuestro, y que dicho futuro será el resultado de lo que los propios jóvenes hagan o dejen de hacer hoy. Que el régimen actual, más propenso a construir cuarteles militares que centros educativos, solo puede garantizarles la incultura y la falta de formación, y un pueblo inculto está condenado al fracaso. Que el régimen actual, al negarse a darles educación y formación, les condena a vivir en la desigualdad en relación con otros jóvenes hijos del régimen, les condena al paro, al alcoholismo, a la delincuencia, a la prostitución, a la miseria y, lo que es más grave aún, a la exclusión social.
En este V Congreso, se han adoptado resoluciones que tienen como objetivo conseguir que nuestro partido sea cada día más fuerte y cuente con más apoyos entre los ciudadanos. Cualquier discrepancia de carácter político o ideológico, siempre deberá dirimirse en base a los principios democráticos y en función de lo establecido por los Estatutos del Partido, igualmente adoptados en este Congreso.
Compañeros y compañeras, toda vez que nos hemos embarcado todos en esta nave llamada CPDS, para surcar este extenso y bravo mar que es la lucha por la democratización de nuestro país, hemos de seguir en ese mismo barco, remando todos al mismo ritmo y en la misma dirección. Si pensáis en nuestro líder en Añisok, Miguel Osa Ndong, el compañero Antonio Esono Alo en Kogo, Luciano Obama Aseko en Ebibeyin, Jaime Ndong Edu en Nsork, Inmaculada Bindang y Benito Oyono en Niefang, Santiago Sima y Benjamin Mba Nzé en Akurenam, Adlfo Góbena en Batete, si pensáis en ellos y en tantos otros compañeros que sufren presión y acoso diarios por parte de miembros del Gobierno y del partido en poder, y recordáis a nuestros compañeros Avelino Abaha Eló y Alberto Nguema Ndong, además de otros muchos que han perdido la vida por luchar por su libertad y la de su pueblo, compañeros y compañeras, vais a coincidir conmigo en que el resto de dirigentes y militantes de CPDS, no tenemos derecho a relajarnos no hay descanso en el largo camino hacia la democracia, y debemos seguir el ejemplo de esos valientes compañeros que lo han dado todo y lo han perdido todo a causa de su abnegada lucha por la libertad de su país. Pido un fuerte aplauso para todos ellos.
La lucha por la libertad y la democracia, no es una tarea de días, ni de meses, ni de años. Es una lucha de toda la vida, una lucha en la que la firmeza y la fe en que hacemos lo que es justo, deben guiar nuestra acción. La lucha por la libertad es una lucha larga y dura, muy dura. Para ilustrar mejor lo que estoy diciendo, permitidme, compañeros y compañeras, recordar aquí a un hombre que tuvo la valentía de enfrentarse a un régimen inhumano y vergonzoso como lo fue el Apartheid; un hombre que supo que para liberar a un pueblo había que aceptar sacrificios; un hombre que supo resistir todo tipo de tentaciones pasando 27 años de su vida en la cárcel, prefiriendo morir antes que traicionar a su pueblo; un hombre que, una vez liberado su pueblo, fue capaz de perdonar a sus esclavistas, se mostró inteligente para reconciliar a su pueblo y fue decente para estar solamente cuatros años en el poder y dejarlo a pesar de que tenía todas las posibilidades de estar ahí 30, 40, 50 años o lo que su cuerpo aguantase, como hacen los dictadores que conocemos. Pero lo dejó demostrando que era un hombre de Estado, un hombre que luchaba por el bien de su pueblo. Os hablo de Nelson Mandela.
Aunque la comparación pueda parecer inapropiada, compañeros y compañeras, debemos imitar a Nelson Mandela, que con su vida escribió el manual que ha de estudiar todo hombre que quiera luchar por la libertad, la dignidad humana y la democracia. Sin embargo, no seáis hipócritas ni cínicos, como aquellos dirigentes que aclaman a Mandela pero sin seguir su ejemplo. Lo dijo Barack Obama en los funerales de Estado en Johannesburgo: “Hay muchos líderes que muestran solidaridad por la lucha de Mandela pero que no liberan a su propio pueblo”.
Sigamos a Madiba, sabiendo que estamos en un viaje a cuyo destino solo llegan los que creen en la justicia y en la libertad.
No puedo concluir esta intervención sin agradecer a la Comisión organizadora de este V Congreso por el éxito con que se ha celebrado este evento. Los mismos agradecimientos se extienden a todos aquellos militantes y simpatizantes que, con su generosa aportación económica, han permitido a nuestro partido poder congregar aquí a tantas personas. Mi reconocimiento final se dirige a todos los jóvenes del partido, en especial a las azafatas, técnicos y operarios, quienes, por su esfuerzo y entrega durante estos tres intensos días, han hecho posible que el V Congreso de CPDS se haya celebrado en perfectas condiciones.
A los compañeros que regresan a sus países, y a los que vuelven a sus casas dentro del territorio nacional, les deseo un feliz viaje.
Y a todos vosotros, compañeros y compañeras, aprovechando que estamos en diciembre, os deseo Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 2014, lleno de éxitos en vuestras vidas y en nuestra lucha pacífica en favor de la democracia en Guinea Ecuatorial.
Muchas gracias.
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