lunes, 12 de noviembre de 2012


DESDE ANTI-DICTATUS, DEDICAMOS ESTA SEMANA SOLO Y EXCLUSIVAMENTE A LAS MENTES PENSANTES DE GUINEA ECUATORIAL..... "ECOS INTERNACIONALES-LEJOS DE LA PATRIA MADRE...Guinea Ecuatorial" HISTORIAS CONTADAS POR OTROS.


"es el mismo perro con diferente collar"


Eya Nchama Melchor Cruz (nacido el 06 de enero 1945, Kukumankok, Equatorial Guinea) es un político GUINEANO, escritor y activista de los Derechos Humanos.
Eya Nchama estudió en la Universidad Complutense de Madrid. Él era el jefe del departamento de investigación del Instituto Universitario de Estudios de Desarrollo adscrito a la Universidad de Ginebra, y asesor del Relator Especial de la Comisión de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos Derechos.  Es el jefe del Servicio de Información contra el Racismo.
Durante su exilio en la década de 1970, Eya Nchama y otros fundaron el ANRD (Alianza Nacional por la Restauración Democrática de Guinea Ecuatorial), que sería la principal oposición a la dictadura de Guinea Ecuatorial. Fue un ferviente opositor de Macías Nguema, teniendo éxito en 1976 para romper el silencio impuesto al sujeto por el gobierno fascista español, entonces, presentar un informe detallado a la Comisión de Derechos Humanos. Después de la caída de Macías Nguema y la sucesión por Obiang en septiembre de 1979, acuñó la frase "es el mismo perro con diferente collar", que le ganó notabilidad considerable.
Algunos años después de su naturalización Eya Nchama fue nombrado jefe del consejo municipal de Grand-Saconnex, cerca de Ginebra, siendo el primer negro en llegar a esa posición en Suiza.







Leopoldo Sedar Senghor y Cruz Melchor Eya Nchama


              Cruz Melchor Eya Nchama,

                 veinticinco años después
                 Gustavo Bueno Sánchez



Conocí a Cruz Melchor Eya Nchama, el autor del libro que el lector tiene entre sus manos, hace ahora veinticinco años, el día primero de julio de 1976, en el impresionante Palacio de las Naciones de Argel. El Frente Polisario nos había invitado a cuatro españoles a participar en una Conferencia Internacional, sucesora del Tribunal Russell, que se esperaba fuera el inicio de una tercera convocatoria de aquel tribunal, dedicada esta vez al Africa. Allí fuimos Antonio Masip Hidalgo (entonces abogado laboralista y presidente de la Asociación de Amigos del Sahara, luego Alcalde de Oviedo entre 1983 y 1991, ahora uno de los adalides del partido socialista en esa ciudad), Emilio Menéndez del Valle (entonces profesor ayudante de Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de Madrid, luego, durante el mandato socialista, embajador de España en Jordania y en Italia, eurodiputado ahora por el partido socialista), Fernando Mariño Menéndez (entonces profesor ayudante, hoy catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad Carlos III de Madrid, catedrático Jean Monnet de Derecho Comunitario y director del Instituto «Francisco de Vitoria») y el que esto escribe, entonces un estudiante, diez años más joven que los anteriores, que hacía dos años había puesto en marcha la editorial que publica ahora este libro, y que en teoría no podía ya salir de España pues debía incorporarse como recluta, una semana más tarde, a cumplir quince meses de prestación militar obligatoria. Allí estaban también Josep Ribera Pinyol (entonces director de Agermanament, una organización dependiente del Arzobispado de Barcelona; hoy director de la Fundación CIDOB, que preside el socialista Narcís Serra) y Antonio Cubillo (residente entonces en Argel, motor del MPAIAC, Movimiento para la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario, que desde 1985, vuelto a España, preside el partido independentista Congreso Nacional de Canarias, una vez recuperado del atentado chapucero que casi le costó la vida en 1977 –de cuya ejecución material se acuso a un mercenario asturiano, a quien el propio Masip se ofreció como abogado defensor cuando fue detenido–).

Cualquier noticia relacionada con Guinea Ecuatorial estaba entonces clasificada, desde hacía ya varios años, como materia reservada. Esto suponía un silencio informativo total en España sobre Guinea Ecuatorial, por lo que representó una sorpresa encontrarnos, entre unos centenares de delegados de todos los países y lenguas, con un simpatiquísimo Cruz Melchor, que hablando español madrileño, era sabedor de nuestra ignorancia sobre su país y enseguida nos puso al día. Guinea Ecuatorial encubría más cosas que una mera curiosidad en la historia de la filatelia española.

Cuatro días más tarde, el 4 de julio de 1976, el mismo día en el que se cumplían los dos siglos de la Declaración de Independencia norteamericana, firmábamos ceremoniosamente todos los asistentes el documento que contiene el original de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos. Fueron cuatro días de solemnes reuniones públicas, con interesantes discursos y estériles discusiones sobre las propuestas, y de nocturnas reuniones privadas, reservadas a los juristas especialistas, que se suponía se limitaban a dar forma técnica a las propuestas, pero que, como es natural, incluía a quienes habían movido los hilos de la convocatoria y sabían los límites en los que se debía mantener la Declaración. Por ejemplo, el artículo 21: «Estos derechos deben ejercerse respetando los legítimos intereses de la comunidad en su conjunto, y no pueden servir de pretexto para atentar contra la integridad territorial y la unidad política del Estado, cuando éste actúa en conformidad con todos los principios enunciados en la presente declaración», incompatible con cualquier forma de secesionismo, y que determina en algunos lugares de España curiosas versiones de la Carta de Argel, donde se ha eliminado sin más ese artículo molesto. (En octubre de 1977, cuando desde la sección asturiana de Liga Internacional de los Derechos de los Pueblos –la organización nacida en Argel– publicamos varios miles de carteles conmemorativos de los diez años del fallecimiento del guerrillero heroico, bajo la mítica efigie del Che Guevara colocamos el texto íntegro de la Declaración de Argel, pero fue necesario colocar una nota al pie de ese artículo 21, en la que se advertía que «este artículo está pendiente de ser ratificado o suprimido...», ejemplo del revoltijo ideológico y la confusión que nos traíamos por aquí entre federalismos, autonomías e independentismos; río revuelto que todavía sigue azotando a España.)

Para alguien con cierta experiencia en las irrepetibles asambleas de una activa Facultad universitaria del tardofranquismo, con exaltadas y sutiles discusiones teóricas y prácticas, tácticas y estratégicas, entre quienes mantenían la ortodoxia de las posiciones clásicas enfrentadas de la llamada izquierda, enriquecidas merced al granizado de grupúsculos resultantes de las sutiles e interesadas infiltraciones procedentes de las distintas sensibilidades eclesiásticas, de los revueltos servicios de la inteligencia del Estado y de los varios poderes extranjeros deseosos de intervenir en la transición post franquista (los Estados Unidos, la Unión Soviética y sobre todo Europa, más Alemania que Francia), el poder asistir a una Conferencia Internacional en la que iban a participar los adalides de los movimientos revolucionarios de todo el mundo, para establecer los Derechos de los Pueblos, suponía la seguridad de poder observar directamente las más exquisitas y elevadas discusiones teóricas, de donde habían de salir decisiones trascendentales para un presente mundial en efervescencia. Pero pronto se desvaneció aquella ilusión. En las comidas y en los pasillos, los corrillos no discutían sobre cuestiones políticas o filosóficas: aquellos representantes de los pueblos se dedicaban a intercambiar información práctica inmediata, a glosar las excelencias de tal o cual ciudad o país en el que se habían visto en una reunión anterior o calculaban visitar pronto, invitados a algún seminario, curso o reunión de adoctrinamiento: que en el Hotel Internacional de Praga había que tener cuidado pues perdían las maletas, que en Cuba había que procurar beber siempre agua mineral para evitar infecciones, que en tales aduanas... Pero lo peor fue descubrir que tampoco había nivel teórico alguno en las discusiones públicas, donde las cosas que se decían y los análisis que se realizaban era tan pedestres que no hubieran sido soportados por la asamblea de Facultad más insulsa. Aquella lección de realismo político fue bien cruda pero también muy útil.

Sólo una persona se destacó por las críticas de fondo que repitió en aquellos debates, que tenían lugar en unas magníficas salas dotadas de traducción simultánea al español, inglés, francés y dos variantes del árabe por lo menos. Y esa persona fue Cruz Melchor Eya Nchama. Fue el único que advirtió que se estaba tratando de los derechos de los pueblos, pero que se había pasado sobre ascuas sobre lo que era un pueblo. Si no se procuraba definir y delimitar lo que se entendía por pueblo, cualquier cosa que se predicase de ellos podría ser entendida de manera ambigua, imprecisa y aun contradictoria; pues era el propio concepto de pueblo aquello que había quedado indefinido, «entre Pinto y Valdemoro». Casi nadie entendió la castiza metáfora de Cruz Melchor, pues los traductores no supieron verterla y tampoco la entendieron todos los que allí hablábamos la lengua, pues al parecer no es fórmula utilizada por el hispanoamericano. Y, por supuesto, aquella petición de profundizar en la Idea de Pueblo fue vista como un detalle molesto e impertinente por quienes sabían perfectamente de lo que estaban hablando, ya que al día siguiente iban a proclamar la Declaración universal de los derechos de los pueblos.

Cruz Melchor ya vivía entonces en Suiza, dedicado a la reorganización y desarrollo de la ANRD, Alianza Nacional para la Restauración Democrática de Guinea Ecuatorial, organización recién salida de la profunda crisis que supuso su tercer congreso. Un mes más tarde, el 8 de agosto de 1976, intervenía Eya Nchama en el V Día de la Cultura, la fiesta estival que se celebraba entonces en Gijón. Y volvimos a encontrarnos al año siguiente, cuando la Liga de los Derechos de los Pueblos celebró su Primer Congreso Internacional en Barcelona, del 8 al 11 de diciembre de 1977. Cuarenta y ocho horas antes el Gobierno prohibió su celebración, con lo que tuvo que celebrarse en una clandestinidad tolerada: el día 8 las reuniones tuvieron lugar en el Monasterio de Montserrat, el 9 y el 10 por la mañana en el convento de los capuchinos, el 10 por la tarde en los locales de la UGT, y el día 11 tuvo lugar una rueda de prensa final en el Hotel Expo. Cruz Melchor representaba ANRD, y estuvieron muchos de los representantes de las organizaciones que habían estado en Argel el año anterior: Frente Polisario, Frolinat del Chad, FLP de Eritrea, OLP y FDLP de Palestina, ANC de Africa del Sur, Frente moro de Filipinas, representaciones de movimientos de Irán, Chile, Argentina, Uruguay, Puerto Rico... Y si en Argel se había contado con la presencia de Ana María Guevara, exiliada en Italia y en la delegación de los montoneros, en el semiclandestino congreso de Barcelona contamos con la presencia de Roberto Guevara.

Ese mismo mes de diciembre de 1977 publicamos en Oviedo el segundo número (y último) de Pueblos en lucha, boletín de la sección de Asturias de la Liga de los Derechos de los Pueblos. Allí puede leerse una entrevista con Cruz Melchor Eya Nchama, que empieza así: «–¿Por qué viene ANRD al congreso de la LDP? –Hemos venido al Congreso porque nuestro movimiento, ya en Argel, fue uno de los miembros fundadores de la Liga Internacional de los Derechos y Liberación de los Pueblos. Me ha gustado venir a España para poder aclarar una serie de confusionismos que hay aquí después de que el Gobierno español el 20 de octubre de 1976 levantó la materia reservada de la información sobre Guinea Ecuatorial. A mi me parece que Guinea Ecuatorial continúa siendo materia reservada. En Asturias, en el V Día de la Cultura, mi intervención fue para pedir al pueblo asturiano que solicitase el levantamiento de la materia reservada, recogiéndose más de 1.500 firmas. La lucha por ese objetivo se empezó en Asturias. Pero, a pesar de que consiguió el levantamiento de "materia reservada", sin embargo, dado el confusionismo de la información que hubo y hay en España, para mí esto significa que, en cierto modo, continuamos en idéntica situación. Por eso quiero colaborar en particular con la Liga de los Derechos de los Pueblos de Asturias y con las fuerzas progresistas en general para ir aclarando este confusionismo.»

Pasaron los años ochenta, pasaron los años noventa, y el 12 de mayo de 2000 asistí como público al acto convocado en el Club de Prensa Asturiana del diario La Nueva España, organizado por la «Asociación Solidaridad con los Estudiantes Ecuatoguineanos en Asturias (ASEEA)», en el que mi amigo Eugenio Nkogo Ondó, profesor de filosofía en León, hablaba sobre «La situación sociopolítica de Guinea Ecuatorial y sus perspectivas de futuro». Volvimos a saludarnos Fidel y otros amigos guineanos, a los que hacía años que no veía, aunque vivimos en una misma ciudad, que además no es tan grande. En aquel acto se mencionó ANRD, y aproveché para preguntar por Cruz Melchor. Me dijeron que seguía en Ginebra, donde hacía poco se había casado. Gracias a internet fue sencillo retomar el contacto epistolar, veintitrés años después, e incluso organizar un encuentro, a finales de agosto, en la estación central de ferrocarril de Ginebra, aprovechando una visita que tenía pendiente al monumento que recuerda a Miguel Servet en el lugar donde le prepararon la hoguera (hoy precisamente al lado de un hospital). Durante la comida surgió la idea de publicar en Pentalfa este libro. En el otoño del 2000 volvimos a vernos, en Madrid, en un viaje que organizó Cruz Melchor para que su mujer, Blondine, pudiera conocer algunas ciudades de España. Y en mayo de 2001 volvió Eya Nchama por Asturias. Incluso el lunes 28 de mayo de 2001, en la habitual sesión de los lunes de la Fundación Gustavo Bueno, nos ofreció Cruz Melchor una lección inigualable sobre las artes prácticas reales de la política internacional, en Africa sobre todo, fruto de su experiencia de años como pacificador de las Naciones Unidas. Ha quedado pendiente otro libro sobre estas partes de la realidad del mundo en el que vivimos, normalmente encubiertas por relatos edulcorados, una vez prescritos los compromisos de silencio adquiridos...

En esos días en los que Cruz Melchor estuvo de visita por Asturias organizamos la imprescindible visita a la Universidad Laboral de Gijón. La sorpresa fue mayúscula cuando Eya Nchama nos informó entonces que él había vivido un mes en ese edificio, en el verano de 1964 (doce años antes del Día de la Cultura de 1976). La joven estudiante encargada de enseñar aquel día edificio tan singular miraba con incredulidad a Cruz Melchor, cuando éste le explicaba que había vivido allí y alguno de sus recuerdos de entonces, como los paseos por la ciudad de Gijón, donde se quedó muy impresionado al ver cómo los asturianos escanciaban la sidra en el vaso. Le pregunté si desde la Universidad Laboral se desplazaban hasta Gijón andando, y su respuesta me sorprendió y dejó todavía más confundida a nuestra joven guía: «–Pero por favor, ¿cómo íbamos a ir andando, si pertenecíamos a la Organización Juvenil Española de la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas?: nos llevaban y nos traían en autobús.»

Cruz Melchor Eya Nchama nació el 6 de enero de 1945 en Kukumankok (Guinea Ecuatorial), hijo de Carmelo Eya Ndongo (1905-1981) y de Pilar Nchama Nsué (1914-1961), en la entonces colonia española del Golfo de Guinea. Tenía pues 14 años cuando España transformó sus antiguas colonias del Golfo de Guinea, Ifni y Sahara en unas provincias más del territorio nacional (la ley de 30 de julio de 1959 creó las dos provincias guineanas de Fernando Poo –formada por las islas de Fernando Poo y Annobón– y de Río Muni –constituida por el territorio continental y las islas de Corisco, Elobey Grande y Elobey Chico–). Su familia pudo darle estudios primarios, que realizó en Kukumankok y en San José de Ngwo.

Las nuevas provincias pronto contaron con un Instituto Nacional de Enseñanza Media (creado por decreto de 19 de julio de 1962, BOE 10 agosto 1962), que se estableció en Santa Isabel de Fernando Poo (actual Malabo) y tomó el nombre de «Cardenal Cisneros». Era de carácter mixto y Cruz Melchor Eya Nchama fue uno de los alumnos del primer curso del nuevo Instituto: en una fotografía publicada en este mismo libro, realizada el 10 de enero de 1963, puede verse un grupo de compañeros de estudios donde predominan los apellidos guineanos sobre los peninsulares.

El premio para los mejores alumnos de las provincias guineanas consistía en un viaje a la península, para poder conocer las otras provincias de España. Así en el verano de 1964 estuvo Cruz Melchor, como miembro de la OJE, en la Universidad Laboral de Gijón, y en el verano de 1967, tras haber terminado brillantemente el curso en la Escuela Normal de Magisterio de Santa Isabel, pudo volver a la península y pasar el verano en un campamento de la OJE en Chipiona (Cádiz). El viaje desde Guinea hasta la península se hacía en los barcos «Villa de Bilbao» y «Domine» entre otros, que cubrían las líneas Bilbao-Bata, Barcelona-Bata ó Cádiz-Bata, en catorce días, con escalas en Canarias, Monrovia y Lagos. Una vez en la península, les organizaban una excursión en autobús que recorría distintas ciudades y provincias. Gracias a esos viajes conoce Eya Nchama todas las regiones españolas.

En octubre de 1967 Cruz Melchor inició los estudios del último curso de Magisterio en la Escuela Normal de Toledo, y desde octubre de 1968 a junio de 1973 fue alumno de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid, como residente del Colegio Mayor Universitario «Nuestra Señora de África». El Día de la Hispanidad del mismo año en el que inició sus estudios en la Complutense, a las 12 horas del 12 de octubre de 1968, se celebró en Santa Isabel la ceremonia de entrega de poderes que culminaba la transformación de las dos provincias españolas en Estado independiente, siendo nombrado presidente de la República de Guinea Ecuatorial, Francisco Macías Nguema Biyogo, proclamado diez días antes por la comisión electoral como vencedor de los comicios celebrados a tal fin.

Su primera intervención en público tuvo lugar durante el Quinto Congreso Nacional de la Educación Española (Madrid, 9-13 de noviembre de 1972), y para cuando Cruz Melchor terminó en 1973 sus estudios universitarios en la Facultad de Filosofía y Letras (Sección de Ciencias de la Educación), era ya, además padre. El 20 de septiembre de 1972 nació su hija Christel, de su relación con Gloria, nacida en Guatemala, hija de un español y de una alemana, hoy profesora de Psicología en Madrid (el 15 de septiembre de 1997 Christel, licenciada en Ciencias de la Información en la Complutense, convirtió a Cruz Melchor en abuelo, al nacer Anthony Ike).

En el verano de 1974 fue uno de los miembros fundadores de ANRD, Alianza Nacional de Restauración Democrática, dedicándose enteramente a partir de entonces a la actividad política, en sus distintas modulaciones. Se instaló provisionalmente en Ginebra, para estar cerca de las instituciones internacionales que podían intervenir en la vía pacífica hacia la democratización de Guinea Ecuatorial, pero como la situación en Guinea Ecuatorial no ha cambiado mucho, no ha podido todavía volver a pisar el suelo de su país, y desde hace unos pocos años Cruz Melchor Eya Nchama ya no es un refugiado político, sino que es un ginebrino más, dotado de nacionalidad suiza, e incluso la República y Cantón de Ginebra le tiene encomendado un alto puesto, en la Cancillería del Estado. Desde julio de 2000 es Encargado de Misiones del Consejo de Estado de la República y Cantón de Ginebra y coordinador de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) de la Ginebra Internacional. Antes pertenecía sólo a la Ginebra internacional, ahora también a la Ginebra ginebrina (aunque alguna vez tenga todavía que sacar los colores a algún convecino recordándole que ni es turista ni le faltan los papeles).

Sus actividades más continuadas en Ginebra han sido las de representante ante las Naciones Unidas del Movimiento Internacional para la Unión Fraternal entre las Razas y los Pueblos (1976-1996) y las de responsable del Grupo de investigación sobre la Historia de Africa en el Instituto Universitario de Estudios del Desarrollo de la Universidad de Ginebra (1982-1996). Entre febrero de 1997 y mayo de 1999 fue coordinador de la Misión de las Naciones Unidas para la observación de los derechos humanos en Burundi, y allí conoció a Blondine, con la que se casó en 1998. Como Cruz Melchor no habla swahili ni kiniaruanda, y Blondine tampoco habla fang, hasta ahora se entienden en francés, aunque pronto podrán hacerlo también en español.

Tiene el mayor interés repasar la relación cronológica de las reuniones y congresos en los que ha intervenido, de las conferencias o cursos que ha desarrollado, de las misiones en las que ha participado Cruz Melchor Eya Nchama a lo largo de estos años, pues nos permite seguir de manera inigualable las tareas de un activista internacionalista del último cuarto del siglo XX: Conferencia Internacional para la Proclamación Universal de los Derechos de los Pueblos (Argel, 1-4 julio 1976), conferencia sobre la Guinea Ecuatorial a las ONG canadienses (Montreal, 18 noviembre 1976), conferencia sobre la historia de la Guinea Ecuatorial en la Universidad de Northwestern (Evanston, Illinois, 22 noviembre 1976), Seminario sobre la pena de muerte en Africa (Ibadán, Nigeria, 3-8 octubre 1977), conferencia sobre la resistencia africana a la invasión colonial (Barcelona, 12 julio 1978), Conferencia Ministerial de la Organización de la Unidad Africana sobre la situación de los refugiados en Africa (Aruhsa, Tanzania, 7-17 mayo 1979), Seminario sobre los derechos humanos en Africa (Monrovia, Liberia, 8-20 septiembre 1979), conferencia sobre la situación de los derechos humanos en Guinea Ecuatorial (Washington D.C., 8 octubre 1979), conferencia sobre la cuestión del golfo de Guinea (Universidad de Harvard, Boston, 16 octubre 1979), conferencia sobre la situación geo-política de Guinea Ecuatorial (Universidad de Quebec, Montreal, Canadá, 24 octubre 1979), Seminario sobre los efectos que el orden económico internacional injusto que existe actualmente ejerce sobre la economía de los países en desarrollo y sobre el obstáculo que esto constituye para la puesta en práctica de los derechos humanos y de las libertades fundamentales (Ginebra, 30 junio-11 julio 1980), Conferencia de las Naciones Unidas sobre los países menos avanzados (París, 1-14 de septiembre de 1981), conferencia sobre la influencia de la civilización africana en América Latina (Universidad de Dakar, Senegal, 17 diciembre 1981), Coloquio Internacional sobre la protección de los refugiados africanos (Dakar, Senegal, 12-16 diciembre 1982), Segunda Conferencia Mundial para combatir el racismo y la discriminación racial (Ginebra, 1-12 agosto 1983), Coloquio Internacional sobre el estado de excepción y la transición democrática (Buenos Aires, 27-30 septiembre 1984), Coloquio sobre la identidad asociativa en Africa y la participación de las ONG de desarrollo a la vista de un nuevo orden mundial (Bruselas, 21-24 octubre 1984), Primera semana internacional de prospectiva social (Ginebra, 5-9 noviembre 1984), Coloquio sobre los problemas de ATD Cuarto Mundo (Consejo de Europa, Estrasburgo 24-25 noviembre 1984), Seminario sobre el derecho de asilo en Europa (Lausana, Suiza, 15-17 febrero 1985), Coloquio sobre la descolonización, inestabilidad y hambre en Africa, cien años después de la conferencia de Berlín (Bruselas, 7-9 de junio de 1985), conferencia sobre los derechos humanos en Guinea Ecuatorial (Instituto de Derechos Humanos de Cataluña, Barcelona, 11 junio 1985), conferencia sobre las causas del hambre en Africa (Asamblea anual de la Sociedad suiza de estudios africanos, Ginebra, 26 octubre 1985), Coloquio Internacional de Juristas Amnistía, condición por la democracia en Paraguay (Montevideo, Uruguay, 5-7 diciembre 1985), conferencia sobre «¿Qué es el apartheid?» (Buenos Aires, 10 diciembre 1985), conferencia sobre los derechos humanos y derechos de los pueblos en Africa (Ginebra, 18 enero 1986), Conferencia de las ONG para comenzar el año internacional de la paz (Ginebra, 20-24 enero 1986), Asamblea general del Consejo europeo de los estudios africanos (París, 21-23 marzo 1986), Seminario de las Naciones Unidas sobre la asistencia y la ayuda internacionales a los pueblos y a los movimientos que luchan contra el colonialismo, el racismo, la discriminación racial y el apartheid (Yaunde, Camerún, 28 abril-9 mayo 1986), Coloquio Lebret sobre el desarrollo del Tercer Mundo (Ginebra, 21-24 octubre 1986), Seminario sobre los derechos y la liberación de los pueblos (París, 1-6 diciembre 1987), Seminario sobre el cuadragésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (París, 8-10 diciembre 1988), conferencia sobre el cuadragésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (IUED, Universidad de Ginebra, 14 diciembre 1988), Congreso sobre el desarrollo endógeno (Bamako, Malí, 30 enero- 4 febrero 1989), Seminario sobre el apoyo a la independencia de Namibia (Kiev, Ucrania, 24-27 mayo 1989), Seminario sobre el poder judicial y los derechos humanos en Africa (Banjul, Gambia, 13-17 noviembre 1989), Consulta global sobre la puesta en practica de derecho al desarrollo en tanto como derecho humano (Ginebra, 8-12 enero 1990), conferencias en la Universidad de Verano de La Rábida (Huelva, 13-17 agosto 1990), conferencia sobre la situación de los derechos humanos en Guinea Ecuatorial (Universidad de Cambridge, Inglaterra, 9 febrero 1991), conferencia sobre la esclavitud de los africanos en América (Brescia, Italia, 20 septiembre 1991), Los Encuentros de Barcelona, organizados por el Decano del Colegio de Abogados de la Ciudad Condal (Barcelona, 24-26 enero 1992), Seminario sobre los derechos humanos en Africa (Túnez, 28 febrero-2 marzo 1992), Conferencia sobre la transición democrática en Africa (Dakar, Senegal, 25-28 mayo 1992), participación en la Mesa Redonda sobre la historia de la colonización de América desde el punto de vista africano (Ginebra, 16 julio 1992), Conferencia sobre el panafricanismo (Badagry, Nigeria, 3-8 agosto 1992), miembro de la Misión de Observación del Referéndum y de las elecciones presidenciales en Madagascar (agosto, noviembre 1992 y febrero 1993), Conferencia preparatoria africana para la Conferencia Mundial de Derechos Humanos (Túnez, 1-7 noviembre 1992), Coloquio sobre Cultura, democracia y desarrollo (Dakar, Senegal, 11-17 diciembre 1992), Los Encuentros de Barcelona, organizados por el Decano del Colegio de Abogados de la Ciudad Condal (Barcelona, 22-23 enero 1993), consultor, en calidad de Consejero Especial del Secretario General, en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (Ginebra 16 febrero-15 agosto 1993), profesor en el curso sobre el derecho al desarrollo y las relaciones Norte-Sur (Instituto Internacional de Derechos Humanos, Estrasburgo, 26-29 julio 1993), participación en la Comisión Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos (Addis-Abeba, Etiopía, 29 noviembre-5 diciembre 1993), profesor en el Curso sobre derechos humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia (13-17 diciembre 1993), Los Encuentros de Barcelona, organizados por el Decano del Colegio de Abogados de la Ciudad Condal (Barcelona, 21-23 enero 1994), conferencia sobre los derechos humanos como condiciones para el desarrollo de los pueblos (Nancy, Francia, 18 febrero 1994), profesor del Curso sobre el sistema africano de promoción y de la protección de derechos humanos, de la Facultad de Derecho de la Universidad Portugalense (Oporto, 15-18 marzo 1994), participación en el debate Francofonía, lenguas nacionales y desarrollo en Africa (Universidad de Ginebra, 21 marzo 1994), conferencia sobre el papel de la educación para el desarrollo de los pueblos (Ginebra, 15 abril 1994), conferencia sobre la diversidad de culturas y valores universales en el Centro Internacional de Formación para la Enseñanza de los Derechos Humanos y la Paz (Ginebra, 7 julio 1994), Congreso de la Unión Interafricana de los Derechos Humanos (Uagadugu, Burkina Faso, 22 junio-1º julio 1994), Evaluación, por las ONGs africanas, de la Conferencia Mundial de los derechos humanos un año después (Uagadugu, Burkina Faso, 3-10 octubre 1994), profesor en el Curso sobre los derechos humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Plata (La Plata, Argentina, 8-10 noviembre 1994), conferencia sobre los derechos económicos sociales y culturales (Turín, Italia, 17 enero 1995), Los Encuentros de Barcelona, organizados por Decano del Colegio de Abogados de la Ciudad Condal (Barcelona, 20-23 enero 1995), miembro de la Misión de la ONU para la verificación de los derechos humanos en Angola (Luanda, Huambo, Lubango, mayo-agosto 1995), Seminario sobre el derecho internacional humanitario y los derechos humanos (Universidad de Ginebra, 19-21 octubre 1995), coloquio sobre la Idea de la Universalidad en el día de hoy (Sión, Suiza, 23 noviembre 1995), Los Encuentros de Barcelona, organizados por el Decano del Colegio de Abogados de la Ciudad Condal (Barcelona, 19-21 enero 1996), Seminario sobre el derecho bancario (Ginebra, 2-3 febrero 1996), profesor en el Curso sobre las causas de la crisis angolana de la Facultad de Derecho de la Universidad Portugalense (Oporto, 6-9 marzo 1996), Seminario sobre el patrocinio Empresas-ONG (Vichy, Francia, 6-8 mayo 1996), XXX Congreso de la Unión Internacional de Abogados (Madrid, 4-7 septiembre 1996), Coloquio internacional sobre Africa y las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (Ginebra, 17-18 octubre 1996), coordinador de la Misión de Naciones Unidas para la observación de los derechos humanos en Burundi (febrero 1997-mayo 1999), conferencia sobre los derechos humanos antes y después de la Declaración Universal (Bujumbura, Burundi, 10 diciembre 1997), conferencia sobre génesis e historia de derechos humanos, en el 50 Aniversario de la Declaración Universal (Bujumbura, Burundi, 10 diciembre 1998), consejero especial de la Fundación Devenir (julio 1999-junio 2000).

En este libro ha recopilado Cruz Melchor Eya Nchama un gran número de observaciones breves, escritas aprovechando los tiempos muertos de espera en hoteles y aeropuertos, o mientras viajaba en trenes, aviones civiles o militares, que en su conjunto conforman toda una visión del mundo, la de un ecuatoguineano, español y suizo, arquetipo magnífico de un modelo de militante por la liberación de los pueblos de nuestros días.



                                                      4 de julio de 2001

                                                   Gustavo Bueno Sánchez

DESDE ANTI-DICTATUS, DEDICAMOS ESTA SEMANA SOLO Y EXCLUSIVAMENTE A LAS MENTES PENSANTES DE GUINEA ECUATORIAL..... "ECOS INTERNACIONALES-LEJOS DE LA PATRIA MADRE...Guinea Ecuatorial" HISTORIAS CONTADAS POR OTROS.





Eugenio Nkogo Ondó: "Síntesis sistemática de la filosofía africana" (Ediciones Carena, Barcelona, 2006)


Nace en octubre de 1944 en Bibás, Akonibe, Rio Muni, Guinea Ecuatorial. Doctor en Filosofía por la universidad Complutense de Madrid (1975), sigue cursos de estudios postdoctorales en la universidad de Paris-Sorbonne, Francia (1975-1976). Ha sido Lector de lengua española en la universidad de Ghana, Accra (1978-1980), e investigador en la universidad Georgetown, Washington D. C., U.S.A (1980-1981). De regreso a España, es nombrado profesor en la Escuela universitaria de la universidad de León (1981-1982). Al ascender al puesto de Catedrático Numerario de Instituto de Bachillerato (1982-1983), pudo compaginar esa responsabilidad, entre 1984 y 1987, con la del Profesor encargado de curso en la Escuela de Formación del P.E.G.B. de la misma universidad de León. Actualmente imparte docencia en el I.E.S. "Padre Isla", al mismo tiempo que se dedica a la investigación y publicación.






Eugenio Nkogo Ondo en imagen de archivo.




Eugenio Nkogo Ondó


El origen africano del antiguo Egipto y del renacer cultural en Grecia


La síntesis de la filosofía africana aporta datos sorprendentes sobre el origen de la cultura occidental. Ni los filósofos y literatos griegos surgieron de la nada ni la civilización egipcia nació en sí misma, como un milagro. El hilo conductor de ambos “milagros” culturales “egipcio y griego” está en la cultura africana. Y no podía ser de otra manera ya que nuestra especie, el homo sapiens, surgió en África hace tan sólo 200 milenios. Allí se dieron los primeros logros esenciales de la condición humana: el lenguaje oral y escrito y la emergencia del pensamiento sistematizado, de la dimensión ética y artística del género humano. Con gran profundidad Eugenio Nkogo demuestra que la civilización humanista vino desde África a Occidente a través de Egipto y Roma. Después de sufrir el esclavismo y el colonialismo, el pensamiento africano se está convirtiendo en la vanguardia de un nuevo movimiento que sigue ayudando al género humano en su ruta hacia un mundo más civilizado y libre.

Eugenio Nkogo Ondó es doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid. Siguió cursos de Ontología y Filosofía Contemporánea en la Universidad de París-Sorbonne. Ha sido lector en la Universidad de Ghana, Accra, Legon. Desde ahí se traslada a los Estados Unidos, trabajando en la Universidad de Georgetown, Washington D. C. De vuelta a España, ejerce como profesor adjunto en el Colegio Universitario de la Universidad de León. Catedrático de filosofía de Bachillerato, es miembro de la “Association des Auteurs Autoédités”. En la actualidad, ejerce como Catedrático en el “I.E.S. Padre Isla”, en León, y dedica su actividad a la investigación y publicación.



Ojos de Papel desea expresar su agradecimiento a Ediciones Carena y a su director, José Membrive, que tan gentilmente ha permitido la publicación de esta selección de textos del libro del profesor Eugenio Nkogo Ondó, Síntesis sistemática de la filosofía africana.

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Desde los tiempos más remotos, desde Homero y Hesiodo, fueron los griegos los primeros europeos que descubrieron África a través de Egipto. Grecia, en cuya colonia de Mileto nace la filosofía occidental a partir del modelo egipcio, fue un pueblo culto, interesado en hallar una nueva visión del cosmos naturalmente diferente de la de su ciudad estado. Sus grandes intelectuales, filósofos e historiadores, al embarcar en el norte de África, en Egipto, observaron que sus habitantes eran Aithíopes: eran negros y, ante esta evidencia, bautizaron a todo el continente (fudamentalmente lo que se extendía al sur a lo largo del río Nilo) con el nombre de Aithiopía o País de los Negros. El tono variado de la piel de estos negros y su posible localización geográfica fueron bien descritos por diversos autores, tales como Homero, Esquilo, Píndaro, Heródoto, Eurípides, etc., cuyos tipos fueron plasmados, a su vez, en el arte del espíritu apolíneo por diversos genios, como nos diría Nietzsche.

Esto significa que las características diferenciales que guardan las razas africanas actuales son las mismas que encontraron los griegos hace miles de años en su Aithiopía.

En este País de los Negros, al que yo mismo he llamado con razón suficiente el Egipto de la Negritud, se establecieron los negros africanos desde la más remota antigüedad, mucho antes de que Grecia emergiera de la historia universal. Se comprueba así que “la civilización egipcia en vez de ser un “milagro” es sin duda la coronación de la hegemonía que África había mantenido de forma ininterrumpida durante los primeros 3000 siglos de la historia humana”. En este Egipto de la Negritud, la vida terrena se unía a la del Más-allá y en ella el hombre vivía con sus muertos, como se observa hoy en las culturas tradicionales africanas; en ella, en último término, los muertos, los difuntos, después de haber atravesado las doce Puertas, después de haber obtenido la bendición de todos los dioses, se dirigían finalmente a Sekhmet, la hija de Râ, Maestra de la Tumba, Madre del horizonte celeste, para que ella escuchara la oración de su pueblo de origen:

“Escucha lo que dicen en sus propósitos

Los Negros y los Nubios:”

“Te glorificamos, o diosa,

¡La más potente entre los dioses!

Los dioses Sesenu te adoran,

Así como los Espíritus que viven en sus ataúdes”



Inmerso en esa metodología de análisis de fuentes, el filósofo de la historia africana, basándose en el testimonio de las reconocidas huellas cuyas características antropológicas permanecen intactas, ha revelado la similitud existente entre la figura de Chéops, faraón de la IV dinastía y constructor de la gran pirámide de su nombre, con la de un Negro típico y actual del Camerún; y la figura del faraón Séti I, padre de Ramsés II, con la de un Watutsi actual; y las de la joven princesa y de las niñas de la dinastía XVIII egipcia con las de las típicas senegalesas del siglo XX; así como la figura (el Uréus) de un faraón con el busto yoruba de Ife o las estrías de las figuras de la cultura Nok de Nigeria con las egipcias, y así sucesivamente. Yo mismo he observado cierta semejanza entre la estatua en busto de Narmer, primer Faraón negro de Egipto, y la fisonomía de los Hutu actuales. De forma especial, se puede comprobar que las principales características de la imagen de ese Faraón tienen una semejanza casi total con las que nos ofrece la fotografía de Michel Kayoya, un filósofo burundés del siglo XX perteneciente a la raza Hutu. Las comparaciones establecidas por Anta Diop, junto con todas esas similitudes, pueden permitir a especialistas o a los egiptólogos de nuestros días que tengan el propósito de profundizar esta investigación etnológica llegar a una conclusión que demuestre que hay un gran porcentaje de probabilidades para asegurar que Narmer o Menès fue un típico Hutu, que Chéops fue un Fang, que Seti I y su hijo Ramsès II fueron Tutsi, etc.

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Como ha sido ya establecido, Egipto fue durante muchos milenios el reino de los faraones negros, donde floreció la primera revolución científica de la humanidad. En este sentido, al referirnos a la antigüedad de la filosofía africana en conexión con la filosofía griega, origen de la filosofía comparada, John Pappademos, en consonancia con George Sarton, ha asegurado que “Es infantil asumir que la ciencia empezó en Grecia”, por el hecho de que la ciencia griega “era menos una invención que un renacimiento”. Las complicadas operaciones matemáticas y geométricas llevadas a cabo en Egipto de la Negritud darán paso a las construcciones de las famosas pirámides. Como símbolo de este esfuerzo incomparable se cita universalmente, entre otras muchas celebridades, a Chéops, el típico negro parecido al camerunés actual, faraón de la IV dinastía y constructor de la gran pirámide de su nombre; a Kefrén quien erigió otra para conservar su memoria; a su hijo, Mikerinos, el que construyó la tercera pirámide de Gizeh, etc.

Las investigaciones más actualizadas demuestran que, tras la quema de la Bilbioteca de Alejandría, se perdieron los documentos que resumían el alto nivel del conocimiento adquirido por los intelectuales del Egipto de la Negritud. Sin embargo, se conservan, como se ha visto, ciertos testimonios como los mencionados Papiro de Moscú y Papiro Rhind, y algunos nombres de sus filófosos, tales como el matemático y arquitecto Senmut y el primer genio polifacético y universal, Imhotep, diseñador de las escalas de la pirámide de Sakkara e introductor de grandes innovaciones en la construcción de otras. A simple vista, se observa que la estructura de las pirámides egipcias reposa sobre una base cuadrangular, cubierta en el exterior, por lo general, por cuatro triángulos, y en el interior por una serie de subestructuras simétricas, cuya perfección no ha sido todavía alcanzada por la técnica más avanzada de los últimos siglos.

Pitágoras de Samos, que fue el primero que obtuvo un nivel satisfactorio en el aprendizaje de la geometría egipcia, pensó que el arjé era el Número, porque todo se cuenta, y porque el 10 era el Número por excelencia. La tetractus o la tétrada, lo representa como un triángulo que tiene el número 4 por lado. Esto es, sin duda, una reproducción de la exactitud de la base cuadrangular sobre la que se apoyaban o se apoyan todavía las pirámides egipcias, cubiertas verticalmente por cuatro triángulos. Sin embargo, la Papirología egipcia ha revelado que Pitágoras no procedió con honradez por no haber reconocido que el teorema que hasta hoy lleva su nombre, en el que demostró que en un triángulo rectángulo, el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos, había sido literalmente copiado de sus maestros egipcios, quienes la formularon y la desarrollaron en el problema nº 48 del Papiro Rhind, miles de años antes. Por eso, Heródoto, uno de los grandes intelectuales griegos más honestos de la época, tilda a Pitágoras de simple plagiario de los egipcios. De este mismo modo, Jámblico, otro de los honrados y biógrafo de Pitágoras, revela que éste permaneció en Egipto durante 22 años para aprender la geometría, la astronomía, etc. y asegura, por consiguiente, que “todos los teoremas de líneas (geometría) vienen de Egipto”.

Platón también aprendió la geometría en Egipto, entre otras disciplinas, como se ha demostrado anteriormente. En su período de madurez, afirma que esta ciencia “tiene por objeto el conocimiento de lo que existe siempre, de lo que no nace ni perece”. Por eso, ésta debe ocupar el segundo lugar, después del arte del cálculo, entre las materias que pueden conducir al alma desde la contemplación de lo sensible y visible a la contemplación de lo invisible e inteligible... De acuerdo con la dialéctica platónica, “la geometría atrae al alma hacia la verdad, forma en ella el espíritu filosófico, obligándola a dirigir a lo alto sus miradas, en lugar de abatirlas, como suele hacerse, sobre las cosas de este mundo”. En efecto, y con redundancia, la geometría, junto con el arte del cálculo, la astronomía, que también aprendió en Egipto, y la música, es una de las materias que forma parte de un programa general de aprendizaje. Este aprendizaje no sólo debe servir al filósofo, como lo fue en Egipto, sino a todos los individuos del Estado o de la República, para que abandonen, de una vez por todas, el nivel del conocimiento sensible y asciendan o se esfuercen por ascender al conocimiento racional.

Con el propósito de ser fiel a sus principios, pensó que era preciso regular de alguna forma tanto los contenidos como su método pedagógico. Así, en el portal que daba acceso a su Academia, se podía leer una inscripción que rezaba: “Que no entre aquí el que no sea geómetra”.

Desde sus orígenes, la razón geométrica ha seguido el curso imparable de su progreso histórico hasta llegar a la escuela de Alejandría. A partir de aquí, Eúclides tuvo la mejor oportunidad de reunir todo cuanto la concernía en una voluminosa obra que lleva el título de Elementos, en el siglo III a. C. Esta contribución dio un impulso definitivo al desarrollo de la geometría en todo el mundo y, de forma especial, en Occidente.


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Las investigaciones llevadas a cabo por los grandes egiptólogos del siglo XX han dado paso a una nueva ciencia que, en esta Síntesis, he dado el nombre de Papirología egipcia. En efecto, se trata, por primera vez en la historia del pensamiento, de un estudio riguroso de los distintos papiros egipcios que se han conservado. Éstos han sido presentados de acuerdo con el doble orden cronológico y temático de la manera siguiente:

El Papiro de Moscú y el Papiro Rhind, escritos más o menos hacia el año 2.600 a. C. en la época de la construcción de las Pirámides. El Papiro médico Adwin Smith, escrito más o menos hacia el 1.400 a. C. Y el más reciente, el Papiro demótico Carlsberg 1 a 9, del año 144 d. C., y el Carlsberg 9. Estos documentos nos explican detalladamente los descubrimientos científicos más antiguos y relevantes de la Historia del saber universal realizados en el Egipto de la Negritud. Pero, lo que excita curiosidad hasta hoy, es que estos descubrimientos hayan sido y siguen siendo todavía atribuidos a los filósofos y sabios griegos.

Una aproximación rápida al tema nos revela que el estudio de estos Papiros ha sido una tarea ardua para los egiptólogos, supuesto que han sido escritos en jeroglífico. El intento de su comprensión implica un triple esfuerzo: el de la lectura, el de la traducción y, finalmente, el hermenéutico.

El Papiro de Moscú se compone de 14 problemas. De entre ellos, el filósofo de la Historia nos ha traducido el texto íntegro del problema nº 10, en el que el egiptólogo alemán V. V. Struve señala que la última línea (6) contiene la expresión que ha sido objeto de controversias: “ges pw n inr” = “la mitad del huevo”. En otros términos, se trata de averiguar el cálculo exacto de la superificie de una semicircunferencia y, al mismo tiempo, de una circunferencia. El valor del pí descubierto hasta entonces era 3,16, próximo al actual 3,14. El problema se plantea y se desarrolla en múltiples apartados hasta topar con la solución correcta. A partir de estas operaciones, lograron el cálculo de la superficie de un cilindro exinscrito en una circunferencia cuya altura era igual al diámetro de esta.

El problema nº 14 trata ya del cálculo del volumen de una pirámide truncada y del cono, que coinciden con los planteamientos y las soluciones de los ejercicios números 56, 57, 58, 59 y 60 del Papiro Rhind, etc.. 2.000 años más tarde, Arquímedes atribuyó este último descubrimiento a Eudoxo después de haber atribuido el resto a sí mismo. Así, en su tratado Del método, comunica a su amigo, el geómetra Eratóstenes, que “su método mecánico (de los pesos de las figuras geométricas)” era la única “fuente oculta de sus principales descubrimientos”. Ante esta exaltación, Arquímedes ha sido acusado de falta de honradez por haber guardado silencio de estas “vías que seguimos hoy todavía, pero que él ha borrado cuidadosamente la huella de sus pasos” (97). En esta misma línea, en sus libros De la circunferencia y del cilindro o De la medida del círculo, no menciona niguna fuente egipcia y ni siquiera compara su valor del pi 3,14 con el 3,16 de los egipcios. En su tratado Del equilibrio de los planos o de su centro de gravedad, se olvida totalmente de que “debemos admitir que en cuanto a mecánica, los egipcios tenían más conocimientos de lo que podríamos imaginar” y de que “Los planos de los egipcios son tan exactos que los de los ingenieros modernos”. En su epitafio descubierto por Cicerón en Siracusa, se ensalzaba de que su descubrimiento más importante había sido el cálculo de la superficie de una circunferencia inscrita en un cilindro con una altura que medía igual al diámetro de aquella, sin tener en cuenta que los egipcios lo descubrieron milenios antes de él.

Por último, mientras Diodoro de Sicilia cree que Arquímedes inventó el torniquete durante su viaje a Egipto, Strabon atribuye el mismo invento a los maestros egipcios sin mencionar ni siquiera a Arquímedes.


El Papiro Rhind, como se ha anunciado, es el más extenso de los más antiguos y, además de plantear algunos problemas como el anterior, abarca una gran variedad de descubrimientos. Así, por ejemplo, demuestra, que el teorema atribuido a Tales de Mileto, por el que “haciendo coincidir el extremo de la sombra de un bastón, puesto verticalmente, con el extremo de la sombra de la Gran pirámide, se construye una figura idéntica a la que” los egipcios construyeron con la solución del problema 53, fue descubierto 1.300 años antes de su nacimiento. En el problema nº 48, se demuestra que el teorema atribuido a Pitágoras de Samos para establecer que en un triángulo rectángulo, el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos, fue descubierto en Egipto miles de años a. C. Por esta razón, Plutarco afirmó honestamente que los griegos eran conscientes de que este teorema era una típica invención de sus maestros. Y concluyó: “Los egipcios representaban el mundo en forma de un triángulo más perfecto, como Platón, en su política, parece haberlo empleado como símbolo de la unión matrimonial. En este triángulo más perfecto el lado vertical se compone de 3 partes, la base de 4 y la hipotenusa de 5. El lado vertical simboliza el hombre, la base la mujer y la hipotenusa el progenitor de ambos”. En la segunda parte de este mismo problema se presenta el cálculo de la Cuadratura del Círculo. Los problemas que van del nº 24 al 38 explican las operaciones correspondientes a las ecuaciones de primero y del segundo grado. Entre el 41 y 43 se desarrollan las fórmulas para hallar los volúmenes del cilindro, del paralelepípedo y de la circunferencia y, del mismo modo, en los que van del 49 al 52, se amplía el cálculo para las superficies del rectángulo, el triángulo y el trapecio. Los incluidos entre los números 57 y 60 tratan de calcular la pendiente o inclinación de una pirámide, a partir de las líneas trigonométricas habituales: seno, coseno, tangente o cotangente. Los que caen entre los números 64 y 79 tratan del Álgebra, de todas las series matemáticas, del análisis de los gnomons, de la tetractus o tétrada de Pitágoras, así como su empleo de los signos jeroglíficos egipcios, etc,.

El Papiro médico Adwin Smith nos abre un nuevo horizonte para contemplar una realidad distinta, este consiste en el planteamiento del problema de la investigación de las funciones del cerebro en una época en que el tema era desconocido, lo que demuestra que el autor o los autores del documento tenían un conocimiento científico de la dependencia del cuerpo respecto al cerebro. Este descubrimiento se remonta a 1400 años antes de Demócrito de Abdera, a quien se lo habían atribuido en Grecia. Por otra parte, este mismo documento nos presenta unos 48 casos de cirugía ósea y de patología externa, un trabajo que ha sido no sólo admirado sino también adoptado por la ciencia moderna. Se trata del “descoyuntamiento de la mandíbula, de las vértebras, de las espaldas, de la perforación del cráneo, de la fractura de la nariz, de las clavículas, de la fractura del cráneo sin rotura de meninges, etc.” De acuerdo con estas antiguas investigaciones, se ha llegado a la conclusión de que “estas observaciones clínicas tienen una gran precisión y rinden homenaje a los cirujanos, del Antiguo Imperio 2.600 a. C., que vivieron 2.000 años antes de Hipócrates”.

El Papiro demótico Carlsberg 1 a 9 plantea diversos temas. Así, por ejemplo, el Carlsberg 1 explica las leyendas relacionadas con la importancia o significación de las décadas en la antigua astronomía egipcia. Según esto, el año estaba dividido en 36 décadas o períodos de diez días, que estaban regidas por una constelación, y arrojaban “360 divisiones o “grados” del círculo, base de la primera división sexagesimal conocida en la historia de las ciencias”... El Carlsberg 4 trata del diagnóstico y de las fórmulas de la terapéutica tradicional, en Egipto, y su posterior adaptación por Hipócrates. Los siguientes se refieren a las fuentes de todos los calendarios diagonales de los sarcófagos, de la orientación de los monumentos, del establecimiento del calendario astronómico desde 4.236 a. C. En general, la orientación de los grandes monumentos obedecía a los criterios de una ciencia astronómica segura, de manera que su número y posición se relacionaban con “los cuatro puntos cardinales con un error siempre inferior a un grado en relación al verdadero norte”.

De la misma manera que inventaron la geometría, sobre todo, los egipcios fueron los inventores exclusivos del calendario que ha llegado hasta nuestros días, sin haber sufrido a penas ninguna modificación. Inventaron el año compuesto de 12 meses de 30 días, es decir 360 días, más los cinco días correspondientes a los siguientes dioses egipcios: Osiris, Isis, Horus, Seth y Nephtys. De acuerdo con eso, el año se dividía, pues, en 3 sesiones de cuatro meses, el mes tenía 3 semanas de 10 días y el día 24 horas. Se dieron cuenta de que “a este año le faltaba un cuarto de día para corresponder a una revolución sideral completa”. De este modo, a partir de 4.236 a. C., inventaron el último calendario, el astronómico civil, en el que se incluía “el retardo o cambio de tiempo de un cuarto de día al año”, para obtener 365 días. El retardo acumulado arrojaba una cifra de 24 horas al cabo de cuatro años. Pero, “en lugar de añadir un día a cada período de cuatro años y establecer un año bisiesto, los egipcios prefirieron la solución magistral que consiste en seguir este cambio de tiempo durante 1.460 años”. Habría que enfatizar que este descubrimiento incomparable tuvo lugar 3.600 años antes del nacimiento de Tales de Mileto y 2.800 antes de la emergencia del pueblo griego en la historia, sin embargo, Diógenes Laercio y otros griegos hicieron el milagro de atribuírselo a él. El apogeo de la investigación astronómica en el Egipto de la Negritud nos transmitió este hallazgo genial que ha sido reconocido como “el único calendario inteligente que jamás haya existido en la historia humana”. Esta precisión o cultivo de la ciencia astronómica ha sido heredada por el pueblo Dogon, habitante de la república de Malí, en el que cada una de sus tribus es especialista en el estudio de las fases o de la evolución de cada uno de los astros que pueblan los sistemas planetarios, como tendremos oportunidad de comprobar en los apartados de ´”El universo metafísico Dogon” y en el de “La observación y la intuición: fundamentos de la ciencia astronómica del pueblo Dogon”.

Algo tardío llega el Carlsberg 9, que describe los métodos de las determinaciones de las fases de la luna basándose exclusivamente en las fuentes más antiguas de la astronomía egipcia.


Junto a todas estas ciencias, los egipcios aplicaron su genio a otros campos del saber humano: inventaron también la Química y la Metalurgia del hierro e inauguraron una arquitectura con una perfección que no ha sido todavía alcanzada por la técnica más avanzada del siglo XXI. Se sabe que la palabra química es de origen egipcio y procede de kemit (negra), “por alusión a la larga duración de fusión y de destilación habituales en los “laboratorios” egipcios, para extraer los productos deseados”. Incluso el término se ha conservado en otras lenguas africanas tales como el Walaf, en la que hemit significa negro, carbón, etc. Se sabe que el instrumento más antiguo de hierro “es un cuchillo egipcio, probablemente fabricado entre 900 y 800 a. C”. Por último, sólo haría falta situarse delante de sus pirámides para disfrutar del fruto maravilloso de su genio arquitectónico.

Tras este breve recorrido a través de la Papirología egipcia, ciertamente, el egiptólogo de buena formación tiene razón suficiente para tildar de plagiarios a los pensadores griegos que, habiendo bebido de la fuente del saber egipcio, no hayan reconocido la carga de la herencia que pesaba sobre ellos.

“Lejos de la idea de que Arquímedes y los griegos, en general, que llegaron tres mil años después que los egipcios, no hayan avanzado más que estos en los distintos campos del saber, sólo quisieramos subrayar que, como sabios, deberían haber indicado claramente lo que ellos heredaron de sus maestros egipcios y lo que realmente aportaron. Pues, casi todos han fallado en cumplir esta norma elemental de honestidad intelectual.”

                       QUE TAL FILOSOFOS NEGROS AL ATAQUE.