viernes, 1 de junio de 2012











CINCUENTA AÑOS PARA UN CRIMINAL...MUY POCO





El ex presidente de Liberia Charles Taylor fue condenado el miércoles a 50 años de cárcel por el Tribunal Especial para Sierra Leona (TESL), por crímenes contra la humanidad, y se convirtió en el ex primer jefe de Estado sentenciado por la justicia internacional.



"El acusado es responsable de haber ayudado, impulsado y planificado algunos de los crímenes más odiosos de la historia de la humanidad", declaró el juez samoano Richard Lussick, durante una audiencia pública ante el Tribunal Especial para Sierra Leona (TESL), en Leidschendam, en la periferia de La Haya.


"Los efectos de estos crímenes sobre los familiares de las víctimas, así como sobre la sociedad en general, han sido devastadores", añadió el juez Lussick: "el tribunal ha visto a numerosos supervivientes llorar durante sus testimonios (ante el TESL, ndlr)". La acusación "recomendó" el pasado 3 de mayo una condena de 80 años de cárcel, algo considerado "desproporcionado y excesivo" por la defensa del ex presidente, primer jefe de Estado condenado por la justicia internacional desde el tribunal militar de Nuremberg.

Los jueces también estimaron que una pena de 50 años era "excesiva", recordando que Taylor había sido declarado culpable por haber desempeñado un papel clave en la realización de crímenes sin haber tenido el control "efectivo" de los rebeldes de Sierra Leona ni haber cometido directamente los crímenes. Sin embargo, han retenido como circunstancia agravante el hecho de que Taylor "traicionara", según ellos, la postura de "confianza pública" en la que se encontraba como presidente de Liberia, así como el hecho de que no mostrara ningún remordimiento.

En Freetown, víctimas de la guerra civil de Sierra Leona celebraron la condena en la sede del Tribunal Especial para Sierra Leona, donde cientos de personas se reunieron frente a unas pantallas gigantes para seguir la sentecia. "Se cierra el telón para Charles Taylor. Espero que sus actos le atormenten mientras que languidece en la cárcel", dijo Al Hadji Jusu Jarka, cuyos brazos le fueron amputados por los rebeldes.

"¡Es excelente! Nosotros como defensores de los derechos humanos estamos contentos por la sentencia", exclamó el activista de derechos humanos Charles Mambu. EL TESL, encargado de juzgar a los responsables por las "atrocidades" cometidas en Sierra Leona desde el 20 de noviembre de 1996, no emite cadena perpetua ni pena de muerta, sino que fija cierto número de años de cárcel. El presidente de Sierra Leone entre 1997 y 2003, Charles Taylor, fue declarado culpable el 26 de abril de los once cargos de los que estaba acusado, entre otros violación, asesinato y saqueo, perpetrados entre 1996 y 2002 en Sierra Leona. Se declaró no culpable.


Si desean apelar la decisión o la pena sentenciada, la defensa y la acusación tienen 14 días. Según los jueces, Taylor "ayudó e impulsó" una campaña del terror con el fin de controlar Sierra Leona y poder explotar sus diamantes, durante una guerra civil marcada por numerosos actos de canibalismo y mutilaciones y que dejó 120.000 muertos entre 1991 y 2001. A cambio de los diamantes, el ex presidente entregó armas y municiones a los rebeldes sierraleoneses del Frente Revolucionario Unido (RUF), desempeñando así un papel "crucual" en los crímenes perpetrados por estos últimos, según los jueces.


Estos estimaron sin embargo que si Charles Taylor tuvo "una influencia significativa" sobre el mando del RUF, no significaba que tuviera "el mando o el control efectivo". La condena había sido celebrado de forma unánime por la comunidad internacional y por numerosas ONG como una "decisión histórica" en la lucha contra la impunidad. Deslocalizado de Freetown a La Haya en 2006 por motivos de seguridad, el juicio de Charles Taylor, detenido en Nigeria en 2006, se abrió el 4 de junio de 2007 y finalizó el 11 de marzo de 2011.


Holanda exigió que el lugar en el que el antiguo presidente cumpliera su pena fuera determinado antes de aceptar que fuera juzgado en Leidschendam. Gran Bretaña propuso entonces que Taylor fuera encarcelado en una prisión británcia una vez condenado. Autorizado una última vez a tomar la palabra ante sus jueces, el 16 de mayo, Charles Taylor aseguró haber "hecho todo para la paz" en Sierra Leona y acusó a la oficina del fiscal de haber comprado y amenazado a los testigos.



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